Nos reunimos aquí hoy para llorar la pérdida de un alma amada, Isabel García. Nacida el 8 de noviembre de 1952, honró este mundo con su presencia, trayendo alegría, amor y calidez a las vidas de quienes la rodeaban. Con gran pesar nos despedimos de Isabel, quien partió de este reino terrenal el 10 de agosto de 2023, dejando recuerdos que quedarán grabados para siempre en nuestros corazones.

Isabel hizo su hogar en la pintoresca ciudad de Ensenada, Baja California, México. Esta vibrante ciudad costera no solo fue el lugar de su nacimiento, sino también donde floreció y nutrió sus relaciones. Su impacto en la comunidad fue notable, tocando la vida de innumerables personas que tuvieron la suerte de conocerla.

Una persona desinteresada, Isabel siempre estaba lista para ayudar y brindar apoyo a quienes lo necesitaban. Su naturaleza compasiva no conoció límites, y sus actos de bondad y empatía trajeron consuelo a muchos corazones atribulados. En momentos de tristeza, brindaba consuelo, y en momentos de celebración, era un faro de júbilo.

El amor de Isabel por su familia no conocía límites. Como esposa devota, madre cariñosa y abuela cariñosa, invirtió su corazón y su alma en cuidar y proteger a sus seres queridos. Ella apreciaba los lazos que forjó con los miembros de su familia, creando un refugio de amor y felicidad dentro del abrazo de su espíritu cálido y gentil.

Aparte de su tremenda capacidad para el amor, Isabel era conocida por su espíritu vibrante y entusiasmo por la vida. Se deleitaba con las alegrías simples, encontrando consuelo en la belleza de la naturaleza, la risa y la música. Su amor por el arte y la literatura dio forma a su aprecio por las cosas buenas de la vida, enriqueciendo las vidas de aquellos lo suficientemente afortunados como para compartir su compañía.

Lamentamos la pérdida de Isabel García, una persona notable cuya presencia iluminó nuestras vidas. Aunque puede haber dejado este mundo, su legado perdura en los corazones de sus seres queridos y en los recuerdos compartidos con todos los que la conocieron. Recordémosla con el amor y la calidez que ejemplificó a lo largo de su vida, atesorando su memoria como una luz que guía nuestros propios caminos.

Adiós, querida Isabel. Que tu espíritu encuentre la paz eterna.